Cuando los cuencos suenan… tus hormonas escuchan. (English Below)
Si nunca te has recostado en mi clase mientras los cuencos cantan... no sabes lo que tu sistema nervioso se está perdiendo.
No exagero. Cada vez que toco un cuenco, resuena una vibración que no solo viaja por el aire, sino también por tu piel, por tu respiración, por tu sistema nervioso y hasta por tu sistema hormonal. No es magia, es ciencia en acción.
Hoy quiero hablarte de algo que parece poético, pero que en realidad está profundamente ligado a cómo funciona tu cuerpo: cómo la sonoterapia —esa experiencia donde el sonido se convierte en medicina— puede ayudarte a regular hormonas, reducir el cortisol y dormir mejor.
El sonido no solo se escucha: también se siente
Cuando pensamos en escuchar, solemos imaginar únicamente a los oídos trabajando. Sin embargo, el sonido es vibración, y la vibración impacta cada célula de tu cuerpo.
Algunos estudios de neurociencia muestran que las ondas sonoras viajan no solo por el aire, sino también por los tejidos blandos y los huesos. Por eso, cuando en mis clases enciendo el cuenco con la técnica de vibrapoint, no solo “escuchas” el sonido… lo experimentas en estéreo, como si cada célula tuviera su propio par de audífonos internos.
La vibración pasa por tu piel y viaja hacia tu sistema nervioso central, activando una respuesta muy específica: la del sistema nervioso parasimpático, ese que popularmente llamamos “modo descanso y digestión”.
¿Qué significa activar el sistema parasimpático?
Imagina que tu cuerpo tiene dos botones principales:
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Modo alerta (simpático): Se activa cuando hay peligro, cuando sientes estrés, cuando tu mente corre más rápido que tu respiración.
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Modo calma (parasimpático): Se enciende cuando tu cuerpo percibe seguridad, descanso, quietud.
El problema es que la mayoría viven atrapada en el botón de alerta. Trabajo, familia, cambios de salud, responsabilidades infinitas… todo parece mantener ese botón encendido. Y cuando pasa eso, las consecuencias se sienten: insomnio, ansiedad, aumento de peso, bochornos, cambios de humor.
La buena noticia es que la sonoterapia con cuencos es un atajo natural y comprobado para reactivar el modo calma. En cuestión de minutos, el cuerpo comienza a producir más serotonina, a disminuir el ritmo cardíaco, a equilibrar la respiración. Es como darle una orden directa a tus hormonas: “bajen la guardia, que aquí no hay peligro”.
Tus hormonas también escuchan
No es un decir romántico, es un hecho fisiológico. Cada hormona responde a señales eléctricas y químicas. Cuando el sonido activa tu sistema parasimpático, automáticamente influye en el equilibrio de sustancias clave como:
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Cortisol: la hormona del estrés. En exceso provoca insomnio, acumulación de grasa abdominal y ansiedad. Tras una sesión con cuencos, los niveles de cortisol tienden a disminuir, dándole al cuerpo un respiro.
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Melatonina: la hormona del sueño. Su producción aumenta cuando el sistema nervioso reconoce calma y oscuridad. El sonido profundo de los cuencos facilita que tu cerebro entre en ondas alfa y theta, preámbulo del descanso profundo.
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Serotonina y dopamina: neurotransmisores asociados al bienestar. Son el puente directo entre lo que sientes y lo que piensas. Cuando vibras con notas específicas, tu cuerpo produce más de estas moléculas de la felicidad.
¿Te das cuenta? No hablamos de creer o no creer. Hablamos de bioquímica pura.
💬✨ Tu voz también vibra…
Si ya has vivido una sesión con cuencos o si tienes alguna pregunta sobre cómo funciona la sonoterapia, ¡escribe tu opinión en los comentarios del blog post! Tu experiencia puede inspirar y guiar a otras personas que aún no se han atrevido a probarlo.
El envejecimiento y el poder de regular desde adentro
Con el paso de los años, el cuerpo atraviesa cambios naturales que pueden sentirse como una especie de montaña rusa silenciosa. El sueño se fragmenta con más facilidad, los músculos y articulaciones acumulan tensión, la memoria a veces se vuelve esquiva y el estado de ánimo puede oscilar entre la calma y la ansiedad sin previo aviso.
Nada de esto significa que debamos resignarnos a vivir con incomodidad. Lo que realmente sucede es que, con la edad, algunos sistemas del cuerpo —como el sistema nervioso y el sistema hormonal— disminuyen su ritmo de respuesta. La producción de melatonina, por ejemplo, se reduce con los años, lo que afecta directamente la calidad del descanso nocturno. También se observa un aumento en la vulnerabilidad al estrés, ya que el organismo tarda más en regular los niveles de cortisol.
Aquí es donde los cuencos se convierten en aliados extraordinarios. Al activar el sistema nervioso parasimpático, la sonoterapia ayuda a disminuir el exceso de cortisol y a estimular la producción de serotonina y melatonina, generando un efecto dominó que se traduce en:
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Dormir con mayor continuidad y profundidad.
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Disminuir la sensación de ansiedad y tensión interna.
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Mejorar la claridad mental y la memoria a corto plazo.
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Favorecer la relajación muscular y el alivio de dolores asociados a la tensión.
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Sentir mayor bienestar emocional y equilibrio durante el día.
Los cuencos no “devuelven la juventud”, pero sí optimizan el ecosistema interno del adulto mayor, permitiéndole recuperar recursos fisiológicos que aún están allí, aunque dormidos. Es como recordarle al cuerpo que todavía sabe cómo entrar en calma, cómo descansar y cómo disfrutar la vida con serenidad.
Notas que sanan: D y A
En mis clases utilizo cuencos afinados en notas específicas: D y A. No es casualidad, y quiero contarte por qué.
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Nota D: Está relacionada con la zona abdominal y la columna lumbar, áreas donde solemos acumular tensión al sentarnos por largos periodos o al cargar con el peso de la vida cotidiana. Su vibración estimula el sistema digestivo, favorece la circulación en la zona pélvica y ayuda a liberar bloqueos emocionales guardados en el “centro de poder” del cuerpo. Muchas personas me dicen después: “Siento el abdomen más ligero, como si hubiera soltado un nudo interno”.
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Nota A: Resuena en la zona de la cabeza, especialmente en la glándula pineal y la hipófisis, dos centros maestros del sistema endocrino. Estas glándulas regulan la producción de melatonina, cortisol y otras hormonas que afectan el sueño y el equilibrio general. Al estimularlas con vibraciones de A, favorecemos la sincronización del ciclo sueño-vigilia y la sensación de claridad mental.
Cuando combino ambas notas con la técnica de vibrapoint, la sala entera se convierte en un laboratorio vivo: el sonido viaja en estéreo, rodeando el cuerpo como un masaje invisible que no solo relaja, sino que también recalibra sistemas internos que parecían olvidados.
El efecto inmediato y el efecto acumulado
Algunas se sorprenden porque al terminar la clase dicen: “Zayra, dormí como un bebé esa noche”. Ese es el efecto inmediato: tu cuerpo recibió la orden de descansar.
Pero lo más poderoso ocurre cuando asistes con regularidad. La sonoterapia no es una aspirina pasajera; es un entrenamiento para tu sistema nervioso. Cuanto más practicas, más fácil se le hace a tu cuerpo entrar en el modo calma por sí mismo.
Y créeme: en un mundo que nos bombardea de estímulos, eso es un superpoder.
Lo que la ciencia ya ha observado
Sé que a veces el tema del sonido puede sonar “místico” para algunas personas. Pero quiero dejar claro que la investigación científica lo respalda:
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Un estudio publicado en Journal of Evidence-Based Integrative Medicine mostró que tras 60 minutos de terapia con cuencos, los participantes redujeron significativamente su presión arterial, frecuencia cardíaca y niveles de estrés percibido.
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Investigaciones en neurociencia han comprobado que los sonidos armónicos inducen ondas cerebrales alfa y theta, las mismas que predominan en estados de meditación profunda y justo antes del sueño reparador.
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Otros estudios han observado que la vibración sonora puede mejorar la variabilidad de la frecuencia cardíaca, un marcador directo de la resiliencia del sistema nervioso.
No estamos hablando de un lujo, sino de un recurso natural y eficaz para el bienestar femenino.
Lo que no ves, pero tu cuerpo agradece
Cuando te recuestas en el salón y yo toco los cuencos, tú solo percibes un sonido envolvente. Lo que no ves es que tu cerebro comienza a liberar neuroquímicos calmantes, que tus músculos aflojan la tensión invisible que cargabas en los hombros, que tu corazón late con más coherencia y que tu sistema digestivo comienza a trabajar mejor porque ya no siente amenaza.
Cada vibración es como una llave que abre puertas internas hacia un equilibrio que quizás ni recordabas que tenías.
Déjame ser clara: si nunca te has recostado en mi clase mientras los cuencos cantan... no sabes lo que tu sistema nervioso se está perdiendo.
No lo digo para sonar exagerada, sino porque lo veo cada semana en las alumnas que llegan con insomnio y estrés, y después de unas clases comienzan a sentirse renovadas. Lo escucho en sus testimonios cuando me dicen: “Pensé que era la edad, pero ahora sé que era el estrés acumulado”.
Tus hormonas escuchan. Tus células escuchan. El sonido es un lenguaje universal que atraviesa barreras sin pedir permiso. Y cuando lo experimentas en vivo, ya no hay vuelta atrás: tu cuerpo reconoce lo que significa sentirse en casa otra vez.
La invitación está abierta
Te invito a vivirlo por ti mismo. No se trata de leer más artículos ni de acumular información. Se trata de acostarte en la colchoneta o mat de yoga, o sentarte en la silla, cerrar los ojos y dejar que el sonido haga su trabajo.
Tu cuerpo sabe cómo responder. Solo necesita el estímulo correcto. Y ese estímulo, créeme, es mucho más poderoso de lo que imaginas.
La próxima vez que vengas a clase, date el regalo de recibir los cuencos en vivo. Puede ser el detalle que transforme no solo tu noche de sueño, sino la manera en que transitas esta etapa de tu vida.
Horarios de la Sonidoterapia:
Lunes y Miercoles : 9AM
Martes y Jueves : 8AM
ENGLISH VERSION
When the bowls sing… your hormones listen
If you’ve never laid down in my class while the bowls sing… you don’t know what your nervous system is missing.
I’m not exaggerating. Every time I strike a bowl, a vibration resonates that doesn’t just travel through the air—it also moves through your skin, your breath, your nervous system, and even your hormones. It’s not magic; it’s science in action.
Today I want to talk about something that sounds poetic, but is actually deeply connected to how your body works: how sound therapy—the experience where sound becomes medicine—can help regulate hormones, reduce cortisol, and improve sleep.
Sound isn’t just heard: it’s felt
When we think about listening, we usually imagine only the ears at work. But sound is vibration, and vibration impacts every single cell in your body.
Neuroscience studies show that sound waves travel not only through air, but also through soft tissues and bones. That’s why, when I play the bowls in class using the vibrapoint technique, you don’t just “hear” the sound… you experience it in stereo, as if every cell in your body had its own set of headphones.
The vibration travels through your skin and into your central nervous system, activating a very specific response: the parasympathetic nervous system, often called the “rest and digest” mode.
What does it mean to activate the parasympathetic system?
Imagine your body has two main buttons:
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Alert mode (sympathetic): Turns on when there’s danger, when you feel stress, when your mind is racing faster than your breath.
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Calm mode (parasympathetic): Switches on when your body feels safe, at rest, and quiet.
The problem is that most of us live stuck with the alert button switched on. Work, family, health changes, endless responsibilities… everything seems to keep that button pressed. And when it stays on, the consequences are clear: insomnia, anxiety, weight gain, hot flashes, mood swings.
The good news is that sound therapy with bowls is a natural and proven shortcut to reactivating calm mode. In just a few minutes, the body begins to produce more serotonin, the heart rate decreases, and the breath finds its balance again. It’s like giving your hormones a direct command: “Stand down, there’s no danger here.”
Your hormones also listen
This isn’t a romantic metaphor—it’s a physiological fact. Every hormone responds to electrical and chemical signals. When sound activates your parasympathetic nervous system, it directly influences the balance of key substances such as:
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Cortisol: the stress hormone. In excess it causes insomnia, belly fat storage, and anxiety. After a bowl session, cortisol levels tend to drop, giving the body a much-needed break.
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Melatonin: the sleep hormone. Its production increases when the nervous system perceives calm and darkness. The deep tones of the bowls help the brain shift into alpha and theta waves, the gateways to restorative sleep.
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Serotonin and dopamine: neurotransmitters linked to happiness and well-being. They are the bridge between what you feel and what you think. When you vibrate with specific notes, your body produces more of these “feel-good” chemicals.
See? This isn’t about belief—it’s pure biochemistry.
💬✨ Your voice also vibrates…
If you’ve already experienced a sound bowl session, or if you have any questions about how sound therapy works, leave your thoughts in the blog comments! Your experience may inspire and guide others who haven’t yet dared to try it.
Aging and the power of regulating from within
As the years go by, the body goes through natural changes that can feel like a silent roller coaster. Sleep becomes more fragmented, muscles and joints hold more tension, memory sometimes slips, and moods can swing between calm and anxiety without warning.
None of this means we have to resign ourselves to discomfort. What actually happens is that, with age, some systems—like the nervous and hormonal systems—slow down their responses. Melatonin production, for example, decreases as we age, directly affecting sleep quality. Stress recovery also takes longer, as the body has a harder time regulating cortisol.
This is where the bowls become extraordinary allies. By activating the parasympathetic system, sound therapy reduces excess cortisol and stimulates serotonin and melatonin production, creating a domino effect that translates into:
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Sleeping more deeply and continuously.
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Reducing feelings of anxiety and inner tension.
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Improving mental clarity and short-term memory.
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Relaxing muscles and easing tension-related aches.
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Experiencing greater emotional balance and well-being throughout the day.
Bowls don’t “give you back youth,” but they optimize the body’s internal ecosystem, helping older adults tap into physiological resources that are still there, though sometimes dormant. It’s like reminding the body that it still knows how to rest, how to calm down, and how to enjoy life with serenity.
Healing notes: D and A
In my classes I use bowls tuned to specific notes: D and A. This is no coincidence, and here’s why.
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Note D: Connected to the abdominal area and lower spine, where we tend to store tension from sitting for long periods or carrying life’s weight. Its vibration stimulates the digestive system, improves circulation in the pelvic area, and helps release emotional blockages stored in the body’s “power center.” Many students tell me: “My abdomen feels lighter, as if I just untied a knot inside.”
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Note A: Resonates in the head, especially in the pineal gland and pituitary gland—two master centers of the endocrine system. These glands regulate melatonin, cortisol, and other hormones affecting sleep and overall balance. Stimulating them with note A supports synchronization of the sleep-wake cycle and enhances mental clarity.
When I combine these notes with the vibrapoint technique, the entire room becomes a living laboratory: sound travels in stereo, surrounding the body like an invisible massage that not only relaxes but also recalibrates forgotten systems within.
The immediate effect and the cumulative effect
Some are surprised when, after class, they say: “I slept like a baby last night.” That’s the immediate effect—your body received the order to rest.
But the true power comes with consistency. Sound therapy isn’t a quick aspirin; it’s training for your nervous system. The more you practice, the easier it becomes for your body to enter calm mode on its own.
And believe me: in a world overloaded with constant stimuli, that’s a superpower.
What science has already observed
I know the topic of sound can sound “mystical” to some. But let’s be clear—scientific research backs it up:
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A study published in the Journal of Evidence-Based Integrative Medicine showed that after 60 minutes of sound bowl therapy, participants had significantly lower blood pressure, heart rate, and perceived stress levels.
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Neuroscience research has confirmed that harmonic sounds induce alpha and theta brain waves, the same states found in deep meditation and right before restorative sleep.
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Other studies observed that sound vibration can improve heart rate variability, a direct marker of nervous system resilience.
This isn’t a luxury. It’s a natural and effective tool for well-being.
What you don’t see, but your body thanks you for
When you lie down in the room and I play the bowls, all you perceive is a surrounding sound. What you don’t see is that your brain starts releasing calming neurochemicals, your muscles soften the hidden tension in your shoulders, your heart beats more coherently, and your digestive system starts working better because it no longer senses threat.
Every vibration is like a key unlocking inner doors to balance you may have forgotten you even had.
Let me be clear: if you’ve never laid down in my class while the bowls sing… you don’t know what your nervous system is missing.
I don’t say this to exaggerate—I say it because I see it every week in students who arrive with insomnia and stress, and after just a few classes, they begin to feel renewed. I hear it in their words: “I thought it was just age, but now I realize it was accumulated stress.”
Your hormones listen. Your cells listen. Sound is a universal language that crosses barriers without asking permission. And once you experience it live, there’s no turning back—your body recognizes what it feels like to be at home again.
The invitation is open
I invite you to experience it for yourself. This isn’t about reading more articles or collecting information. It’s about lying down on the mat, or sitting comfortably in a chair, closing your eyes, and letting sound do the work.
Your body knows how to respond. It just needs the right stimulus. And that stimulus, believe me, is more powerful than you can imagine.
Next time you come to class, give yourself the gift of receiving the bowls live. It may be the detail that transforms not only your night’s sleep, but the way you move through this stage of your life.
🕒 Sound Therapy Schedule
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Monday & Wednesday: 9:00 AM
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Tuesday & Thursday: 8:00 AM